Ponencia presentada en el XXII CONVEGNO INTERNAZIONALE DI AMERICANISTICA organizado por el CENTRO STUDI AMERICANISTICI "Circolo Amerindiano", Perugia, mayo 2000 (Informacion: laural@unipg.it).
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"Evolución de los valores de identidad cultural en el Perú: construcción de identidad en manos de las comunidades y el rol del arqueólogo"
RESUMEN
Esta ponencia parte de la premisa que en los últimos veinticinco años se ha ido reduciendo el uso y la utilidad del concepto de "identidad cultural nacional". Este concepto, que reune íconos e ideales de una nación, se ha hecho poco útil y viable al finalizar este periodo. Ello se ha debido a la presión de comunidades y entidades regionales en su interés por crear identidad a estos niveles que son mas dinámicos y activos. Un factor definitivo para ello es el cambio en la organización política de Perú y Bolivia. Estos cambios políticos tienen un impacto directo en el manejo de conceptos de identidad cultural: estos conceptos se manejan mejor a la escala comunal. A esta escala, el arqueólogo y la comunidad deben desarrollar una relación de "mutuo beneficio", en la cual ambas partes puedan cumplir los diferentes objetivos de reconstruir las sociedades pasadas para uso científico y para formar identidad, respectivamente. Estos cambios en la relaciones políticas afectan todo el proceso de valorización de bienes culturales, desde su recuperación hasta su uso político y/o propagandístico.
ABSTRACT
This paper starts with the premise that our understanding of the use and usefulness of the concept of "cultural national identity" has been reduced in the last 25 years. This concept, that is composed of icons and ideas of a nation, has become of little use at the end of this period. This is due to the influence of communities and regional entities in their interest to build identity at these levels that are more dynamic and active. A principal factor for this has been the evolution in the political organization in Peru and Bolivia. These political changes have a direct impact in the handling of concepts of cultural identity: these concepts are best managed at a the community level. At this scale, the archaeologist and the community have to develop a relationship of "mutual benefit", in which both parties could accomplish the different objectives of reconstructing past societies for scientific purposes and for creating identity, respectively. These changes in the political relationships affect the complete process of assessing cultural heritage, from its preservation to its political or propaganda use.
Introducción
La forma de practicar arqueología en los Andes, y particularmente en Perú y Bolivia, ha cambiado drásticamente en las dos últimas décadas del siglo XX. Esos cambios han sido consecuencia de la evolución política de estos pa íses andinos más que de nuevas filosofías del quehacer arqueológico. Los arqueólogos han tenido que cambiar los protocolos de trabajo pues se ha incrementado el poder de decisión de las comunidades andinas. Ello ha generado que parte del trabajo del arqueólogo se hace ahora con las comunidades vivas que deben beneficiarse del trabajo científico, y no sólo con la tradicional evidencia arqueológica de sociedades pasadas.
Este parecería ser un problema que simplemente requeriría una mayor comunicación con las comunidades. Pero tal comunicación es muchas veces inefectiva al no ser parte integral del trabajo de investigación. El investigador debe estar hoy dispuesto a colaborar en el desarrollo cultural de las comunidades y ello implica constantes consultas con la comunidad en toda etapa de la investigación. Si no se piensa hoy en el quehacer arqueológico como un proceso de "mutuo beneficio" para ambas partes el trabajo del arqueólogo será difícil en cualquier comunidad. Claramente, este proceso de mutuo beneficio requiere una eliminación de actitudes paternalistas del científico hacia los habitantes actuales del sitio prehistórico que este estudiando.
Una arqueología doblemente social
La práctica de la arqueología en los primeros años del siglo XXI se anuncia como una tarea que deberá incluir las necesidades ideológicas de las comunidades en las que se investiga, o en otras palabras, se deberá "antropologizar" esta tarea. Se deberán abrir canales por los cuales puedan materializarse en las labores arqueológicas los intereses de la comunidad y los intereses científicos. Una relación de mutuo beneficio con las comunidades donde trabajamos requiere de mayor sensibilidad antropológica para entender, por ejemplo, lo importante que son los descubrimientos de restos de los "antecesores" de la población para la identidad de la comunidad. ¿No son ellos los verdaderos descendientes? Quizás no lo sean. Pero tal comentario, que podría venir del intelectual, es poco productivo. La comunidad construirásu identidad y afirmará sus raíces sobre esos restos. Ello es artificial a nuestros ojos. Pero es esencial para el desarrollo de la comunidad.
La arqueología en los Andes está dominada por una arqueología social de raíz latinoamericana y una arqueología antropológica de influencia estadounidense. Sin embargo, es la arqueología post-procesual inglesa, que tiene un foro en las reuniones del World Archaeology Congress, que ha sugerido importantes preguntas que se deben añadir a los objetivos estrictamente científicos de una investigación arqueológica: para quién, para qué, y con qué referencia intelectual, por no decir política, se hace la reconstrucción histó rica del lugar. Ambas corrientes intelectuales en los Andes, la social como la antropológica, omitían incluír en sus planes de acción las necesidades de la comunidad. Recuerdo que la llamada arqueología social se refería especificamente al análisis de los mecanismos que formaban las sociedades prehistóricas y no al trabajo social requerido hoy por los arqueólogos. Se debe pues multiplicar por dos los objetivos sociales en la arqueología andina.
El orígen del cambio en las prioridades de trabajo
Estos cambios en la práctica arqueológica no han sido generados por aspectos legales en códigos sobre bienes culturales o leyes de investigación, pero mas bien por los cambios políticos que han aumentado el control de comunidades o distritos sobre decisiones a nivel local. Así, un adecuado desarrollo de un proyecto arqueológico en una comunidad depende más de acuerdos verbales y conversaciones con autoridades locales que de resoluciones o permisos obtenidos en oficinas de institutos de cultura. Infelizmente, existen casos en los Andes, ocurridos en los últimos cinco años, de proyectos afectados por malentendidos con las comunidades locales, resultados de un mal manejo, u omisión, del concepto de mutuo beneficio. Ello demuestra que no todo proyecto arqueológico puede llegar a encontrar intereses comunes con las comunidades en las que trabaja; y quizás no preveían que la falta de ello es, a la larga, perjudicial para ambas partes.
De identidad nacional a identidad local
Estas observaciones tienen importantes consecuencias para el tema de la "identidad nacional", un tema sociológico que ha sido muy estudiado en la última década del siglo XX. Es aparente que apuntar a contribuir a una identidad nacional es una tarea contradictoria para la especificidad de nuestros estudios y para los diferentes intereses que existen a diferentes niveles políticos. El interés es mayor, y los canales de comunicación mejores, a nivel de la comunidad y de la región inmediata; a esta escala los arqueólogos pueden encontrar un excelente contexto para el diálogo.
A inicios de los noventas se sugirió perfeccionar el concepto de identidad nacional, que en esos momentos se encontraba en un estado muy simple y est ático heredado de los años 30 y 40. Este concepto "nacional", en la mayoría de los casos manejado por gobiernos, se actualizaría con la ayuda de arqueólogos, con una adecuada síntesis de sus interpretaciones. Este objetivo se vió muy difícil de practicar pues se encontróuna falta de coordinación con entidades gubernamentales, y porque quizás la "identidad nacional" es, después de todo, basicamente compuesta de íconos y conceptos que no necesitan demasiado cambio.
En un ponencia de 1992 presenté una guía para que los arqueólogos cooperarán para tal objetivo. Traté de poner en práctica esos objetivos en mi trabajo en Bolivia pero claramente los únicos canales abiertos para este diálogo y cooperación eran a nivel local en el pueblo en que trabajaba y, con un poco más de esfuerzo, a nivel regional. Quizás por razones políticas, no encontré que los datos de la región en que trabajaba le serían de interés a las entidades nacionales de la capital que sostenían conceptos estáticos de identidad nacional; eran esos conceptos que proponía se debían diversificar.
En este mismo periodo se inicia un proceso de mayor poder a las comunidades de los Andes, y en Perú particularmente, después de un fallido proceso de regionalización. El poder que han adquirido las comunidades en Perú y Bolivia se manifiesta en particular en el manejo y la valoración de la evidencia histórica ancestral; las autoridades están respetando tales prerrogativas de las comunidades, que incluyen decisiones sobre quienes trabajan en sus tierras.
En vez de apuntar a tener un interlocutor "nacional" es aparente que se puede establecer mejor comunicacion a nivel regional y a nivel local. Estos son niveles donde ambas partes tendrán mayores intereses en el desarrollo de una identidad regional o local. Esta situación parece, a primera vista, más simple, pero no lo es. El arqueólogo debe convertirse en un factor más para el desarrollo de la comunidad: deberá contribuir en producir elementos que refuercen la identidad comunal, y no sólo pedir cooperación para el desarrollo de su trabajo. Su trabajo deberá estar enmarcado de tal manera que incluya una provechosa contribucin al entendimiento que los locales tienen de su pasado.
Identidad Cultural en las Americas
¿Cómo se compara esta situación en los Andes con la de otros países de las Américas? Creo que el desarrollo de una política de mutuo beneficio con las comunidades en las que trabajamos es esencial para no malograr las relaciones entre científicos y poblaciones locales, como ha ocurrido, por ejemplo, en los Estados Unidos. Este es un importante ejemplo aunque hayan atenuantes muchisimo más graves en los Estados Unidos, principalmente debido a que la población indígena se haya reducido en números y haya sido aislada en la sociedad moderna. Las relaciones entre científicos y poblaciones indígenas se han deteriorado de tal manera que es hoy imposible en este país excavar entierros y, en poco tiempo, los museos tendrán muestras poco representativas de la cultura material de las poblaciones prehistóricas de la región. Después de largos años de lucha política estas poblaciones han podido obtener cierta autonomía y derechos de reclamar su propiedad cultural, que han afectado inmediatamente el mundo científico, el cual no había nunca establecido intereses comunes en el estudio de los antepasados de esas sociedades durante el siglo XX.
La situación en los Andes es diferente (aunque sin negar las transformaciones que han ocurrido en los últimos cinco siglos): la población indígena es muy numerosa, las tradiciones y costumbres se han mantenido vivas y han podido modernizarse, y sus economías se han adaptado a la economía de mercado guardando moldes esencialmente andinos. No existe, en principio, un rechazo al trabajo de los científicos de literalmente excavar y estudiar a los antepasados y sus restos materiales.
Las comunidades indígenas andinas que participan en congresos mundiales de pueblos indígenas conocen las exigencias creadas por los indígenas de Estados Unidos para controlar su herencia cultural. Pero las condiciones históricas de ambos grupos son muy diferentes. Sin embargo, una falta de interés de los científicos en establecer relaciones de mutuo beneficio en los Andes podría facilmente llevar a crear reparos a su presencia en sus comunidades.
Algunas ideas para una cooperación mutua
El proceso de investigación debe estar guiado por el interés común de la comunidad y el científico. Este proceso requiere de comunicación de los intereses de ambas partas en toda etapa del trabajo: este es un proceso de duración variable que debe abordarse como un trabajo etnográfico que se divide en etapas en las cuales se va ganando confianza y respeto mutuo.
Una parte esencial de este proceso es que el arqueólogo provea la explicación necesaria del rango de recursos disponibles para que la comunidad se beneficie del trabajo científico. El arqueólogo debe explicar los beneficios que representa recursos como una exhibición y muestrario en la casa comunal o escuela, materiales didácticos, ciclos de charlas para la población y estudiantes, cercar y techar las construcciones en el sitio para visitas de la comunidad, y, en el mejor de los casos, un museo permanente en el pueblo en un ambiente especialmente preparado. Quizás la comunidad conozca tales recursos al haberlos visto en pueblos vecinos, en cuyo caso se acercaran al arqueólogo con alguna idea u objetivo concreto. Están pasados los tiempos en los que el arqueólogo se puede sentir satisfecho de cooperar con la comunidad al contratar obreros, alquilar una casa para el equipo, y comprar víveres en el mercado local.
Los benefícios para la comunidad incluyen un aumento del sentido de identidad entre la población y pueblo (positivo sobretodo cuando la población es de reciente migración en el área) y la afluencia de visitantes de la región para ver muestra, museo y restos arqueológicos. Estos son dos simples pero muy ventajosos logros para el arqueólogo y para la comunidad.
Comentarios finales
Tiempo, constancia y planes a corto, mediano y largo plazo son claves para establecer una estructura museográfica permanente en la comunidad. El museo es la más ambiciosa opción que se inscribe en un plan a largo plazo, mientras que paneles explicativos, muestrarios, charlas, y aun un sitio abierto son medios más asequibles para transmitir la información que el arqueólogo quiere comunicar y que la comunidad quiere conocer. Estos diversos medios deben ser puestos en lugar de manera sucesiva, paralelos al desarrollo del trabajo científico.
Es posible que un nuevo proyecto en una comunidad que inicie inmediatamente la construcción de un museo no sea exitoso. La exitosa creación y manutención de un museo es un proceso que se gesta a medida que el inter és de la comunidad crezca paralelo al desarrollo del proyecto y a la participación del arqueólogo en actividades cívicas y pedagógicas en la comunidad.
En esta presentación no he mencionado ni ejemplos exitosos que hay que seguir, ni casos en los que las relaciones del arqueólogo con la comunidad necesiten revisión. Ambos tipos de participación han ocurrido en los Andes en los últimos cinco años. También han habido proyectos que tienen poca relación con la comunidad, y algunos de ellos han resultado siendo rechazados por ella. En el futuro, un análisis más pormenorizado de estos casos podrá iluminar la importancia y potencial de la labor del arqueólogo en los Andes para crear un nivel de identidad cultural local con la herencia cultural de la comunidad.
Tiwanaku and Andean Archaeology
Copyright © 1998-01, Alvaro Higueras. Derechos Reservados/All rights reserved.
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Revised: February 2001.