Investigación Tiwanaku |
Cronología | Metodolología | Análisis |
Esta investigación tiene una perspectiva comparativa y diacrónica: (1) se escogió dos áreas --los Valles de Capinota y
Mizque-- con condiciones ecológicas y potencial agrícola diferentes para percibir patrones divergentes; y (2) se adoptó una
perspectiva diacrónica para evaluar patrones de cambio y continuidad en el uso de tierras de mayor productividad agrícola.
Las dos áreas tienen precipitaciones y temperaturas similares, pero difieren en la extensión de tierras aptas para agricultura,
y en la disponibilidad de agua durante el año. Las preguntas específicas del análisis fueron: (1) las relaciones de las
poblaciones de Cochabamba con la sociedad Tiwanaku; (2) el rol de los patrones del Periodo Intermedio Temprano para
definir las relaciones entre asentamientos y tierras en el Periodo Intermedio; y, (3) la organización política de Cochabamba
en el Periodo Intermedio como consecuencia del proceso de interacción cultural con la sociedad Tiwanaku.
Se postula que la ocupación representada por materiales de estilo Tiwanaku de Cochabamba fue motivada por necesidad de
tener acceso a recursos agrícolas (Kolata 1993a). Si este fuera el caso, la ubicación espacial de asentamientos con
ocupación de materiales de estilo Tiwanaku debería producir una correlación positiva con el área de estudio con mejor
potencial agrícola --es decir la zona de Mizque. Asimismo, dentro de cada área los asentamientos del Periodo Intermedio se
correlacionarían con las tierras con la mayor capacidad agrícola. Si existieran diferencias en la densidad de materiales de
estilo Tiwanaku entre las dos áreas, se analizaría si el proceso de interacción diferencial puede ser explicado por potencial
agrícola, o por factores de interacción entre entidades políticas, o por patrones pre-existentes de desarrollo local. La
distancia respecto al altiplano podría haber sido otro factor para explicar la distribucion de cerámica de estilo Tiwanaku,
donde el área de Capinota tendría una mayor densidad de material. Sin embargo, esta segunda opción no ocurre dado que la
cerámica de estilo Tiwanaku no es producto de intercambio en Cochabamba, sino de producción local.
Cuatro premisas esenciales guían tanto el análisis de los patrones de asentamiento y uso de tierras como la interpretación de
los efectos de la interacción entre Cochabamba y Tiwanaku en la organización política de la región en el Periodo
Intermedio. Primero, no se asume una equivalencia entre cerámica y poblaciones. Es decir, la distribución de cerámica de
estilo Tiwanaku no implica necesariamente la presencia de poblaciones altiplánicas en Cochabamba. Esto significa que el
Periodo Intermedio no representa el periodo Tiwanaku, pero sólo el de la presencia de la cerámica de estilo Tiwanaku en
Cochabamba.
Segundo, la ubicuidad, la amplia distribución, y los rasgos alfareros e iconográficos de la cerámica de estilo Tiwanaku
hacen de ella una cerámica de carácter local, producida en Cochabamba, y no un objeto de intercambio en la interacción
entre el altiplano y Cochabamba. La consideración de un modelo donde la cerámica de estilo Tiwanaku sea un bien de
intercambio debe ser omitida; sin embargo, aun siendo producida localmente, puede postularse que esta cerámica sea un
bien "exótico" o de acceso restringido.
Tercero, se ha adoptado una perspectiva local para analizar la organización política del Periodo Intermedio en
Cochabamba. Los desarrollos locales pueden haber jugado un rol primordial en la distribución de materiales de estilo
Tiwanaku, y pueden haber sido responsables, en parte, de los resultados del proceso de interacción que se documenta para
el Periodo Intermedio. En esta perspectiva Tiwanaku no es una sociedad invasora sino que se adapta y es influenciada por
condiciones locales, con las cuales la sociedad externa tuvo que establecer negociaciones de algún tipo (Hastorf 1991). Esta
aproximación cambia la perspectiva utilizada en el estudio de la expansión de sociedades complejas andinas, en el que el
análisis se limita a los materiales externos como reflejo de la política ejercida desde el centro político. Mujica (ms.),
Bermann (1994), Graffam (1992) han enfatizado la necesidad de dejar una posición Tiwanaku-centrista y estudiar, en
regiones provinciales, las condiciones locales pre-existentes que han demostrado ser causa para amplia variabilidad en la
distribución regional de estructuras imperiales.
Finalmente, el sistema de explotación vertical, sugerido por Kolata como la explicación para la expansión Tiwanaku en
Cochabamba, es sólo uno de los cuatro modelos considerados para explicar el resultado del proceso de interacción
Cochabamba-Tiwanaku. Modelos organizativos y definición de evidencias arqueológicas para demostrarlos han sido
usados en el pasado (D'Altroy 1990; Mujica, Lynch y Rivera 1985; cf. Marcus y Silva 1988). Esta investigación ha añadido
un factor crucial para el análisis de verticalidad: el uso de tierras y la distribución de asentamientos respecto a zonas con
diferente potencial agrícola. El análisis del uso de tierras ataca frontalmente la esencia del concepto de explotación vertical.
La evidencia de los patrones de asentamiento y uso de tierras será correlacionado con cuatro modelos de resultados de la
interacción entre Cochabamba y Tiwanaku. Ellos son: (1) Subordinación política por control directo de la región con
poblaciones altiplánicas; (2) Explotación bajo un sistema de verticalidad a la escala de Cochabamba; (3) Economia de
bienes de prestigio e incremento de la complejidad de grupos locales; y, (4) Un modelo de estatus quo, sin ningun cambio
en las estrategias agrícolas del Periodo Intermedio con respecto al Periodo Intermedio Temprano, indicando que la
interacción con Tiwanaku no produjo los esperados cambios destinados a intensificar la producción agrícola.
La secuencia cronológica de Cochabamba
La secuencia estilística para establecer periodos de ocupación de los sitios registrados fue establecida a partir de anteriores
investigaciones en la región (Figura 2; Anderson y Céspedes ms; Bennett 1934; Brockington et al. 1985, 1987; Byrne 196.;
Céspedes, comm.pers.; Rydén 1956; Walter 1966. El Periodo Formativo en Cochabamba se desarrolla entre el 1000 a.C. y
el 600 d.C. (Brockington et al. 1985, 1986). Este periodo se identifica por una larga tradición cerámica monócroma (Figura
3; tipo Sierra Mokho Rosado) sin incisiones ni pintura. La tradición Formativa del Valle de Mizque tiene ciertas diferencias
con las del Valle Central --que ocurre en el área de Capinota. La diversidad de temperantes y homogeneidad en el acabado
exterior en el Valle Central contrasta con la homogeneidad en el temperante y variedad en la cocción de la cerámica en
Mizque. Más aun, en Mizque el uso del temperante de grava molida y de textura arenosa sin laminar, ocurrirá en periodos
posteriores, dificultando la afiliación cultural de una parte de la cerámica utilitaria.
El Periodo Intermedio Temprano (200- 400 d.C.) se caracteriza por estilos post-Formativos de cerámica pintada: Tupuraya,
Sauces, Mojocoya (Figura 4; Ibarra Grasso 1966), Cochabamba, y Parroquia (Anderson y Céspedes, ms.). Estas tradiciones
no han sido estudiadas allende sus características decorativas para precisar más detalles que su posición cronológica
pre-Tiwanaku (Walter 1966). Mujica (comm. pers.) ha sugerido la posible importancia de Tupuraya en el surgimiento de la
sociedad Tiwanaku Clásica del altiplano, y no sólo su importancia para la conformación de tradiciones derivadas o
decadentes como sugieren Bennett y Rydén.
El Periodo Intermedio se caracteriza por la amplia distribución espacial de cerámica de estilo Tiwanaku, y la presencia de
dos estilos locales: Omereque (el "Nascoide" de Ibarra Grasso, 1966), y la cerámica utilitaria llamada Gray Ware (Figura 5;
Rydén 1959; Walter 1966). De los trabajos de Bennett (1936), Byrne (1966) y Rydén (1959) se comprueba la escasa
presencia de cerámica Tiwanaku Clásico y, mas bien, la existencia de una tradición local de estilo Tiwanaku de carácter
Derivado. Bennett sugiere que la tradición Derivada de Cochabamba es contemporánea al Tiwanaku Clásico altiplánico.
Rydén sugiere que el sitio de Tupuraya, en el Valle Central, representa el orígen de la tradición derivada de Cochabamba
que se dispersará a regiones como el Valle Alto y Mizque. Las dos fases Tiwanaku identificadas en Cochabamba, Illataco y
Piñami, correspondientes al Tiwanaku IV y V, respectivamente (Céspedes, comm. pers.), no ha sido usada en esta
investigación.
Las diferencias entre la cerámica Tiwanaku altiplánica y el estilo Derivado de Cochabamba se perciben en rasgos
diagnósticos importantes: una forma de caracter local es el "chayador", keru de base muy estrecha; domina el color naranja
como fondo de la decoración; y, cambios en los motivos y ubicación de la decoración en las vasijas. Un estudio detallado
de la cerámica Tiwanaku Derivada obtenida en los sitios registrados en la prospección para establecer las diferencias entre
los conjuntos de Cochabamba y del altiplano será realizado en el futuro.
Se sugiere que el estilo local Omereque es coetáneo al estilo Tiwanaku durante el Periodo Intermedio. Evidencia de la
coexistencia de ambos estilos es esencial para interpretar la forma de organización durante este periodo. Por otro lado, el
estilo utilitario Gray Ware será usado en urnas y vasijas grandes, en muchos casos para función funeraria. El uso de este
estilo trasciende este periodo y ocurre en el periodo anterior y el periodo posterior, en el Valle de Mizque.
La prospección de las dos áreas (Figura 6) se ejecutó con una muestra aleatoria de 320 cuadrículas que totalizaron un área
de 20 km² (Figura 7, y Figura 8). Esta estrategia permitió obtener una muestra representativa (y medible) de la ocupación
humana y del uso de tierras en dos áreas de 200 km² enfocadas en el Valle de Capinota y el Valle de Mizque . Esta
estrategia, a diferencia de una prospección de cobertura total de tal área, se caracteriza por: (1) no ser una estrategia para
descubrir sitios; y (2) ser una estrategia en la que se espera que el número (y el área) de sitios registrados represente una
proporción aproximada de la población total de sitios en un área. Con esta estrategia existe la probabilidad que muchos
sitios --entre ellos quizás el más importante de la región-- no sean registrados en el campo.
Una estrategia aleatoria proporciona información representativa a nivel regional. Esta estrategia permitió producir datos
para dos regiones con diferente potencial agrícola que permitirían la comparación de la estrategia de explotación agrícola
del Periodo Intermedio: medir las diferencias en ocupación en varios periodos a partir de la ubicación de asentamientos
respecto a tierras de distintos niveles de productividad. La obtención de una muestra aleatoria de asentamientos no permite,
sin embargo, el análisis de posibles jerarquías de asentamientos en cada área (Johnson 198.; Albarracín y Mathews 1991).
Pero, en este caso, esta información no era esencial para el problema tratado en la investigación. La prospección se llevó a
cabo utilizando fotografías aéreas (escala 1:20,000) y mapas topográficos (escala 1:50,000) del Instituto Geográfico Militar
de Bolivia. La ubicación de cada cuadrícula de 250x250 m. fue posible usando ambos planos y rasgos topográficos como
colinas, quedradas, o rieles y caminos.
Las áreas de prospección fueron divididas en tres zonas topográficas (llanura aluvial, piedemonte y montaña; Figura 9 y
Figura 10), y tres grupos de suelo categorizados por su productividad (establecidos con la clasificación de uso de la FAO;
CIDRE 1987,1988; Figura 11 y Figura 12). No existe correspondencia entre topografía y grupos de suelos. La diferencia
mas notable en la composición pedológica entre ambas áreas es la del piedemonte. En Mizque el piedemonte tiene suelos
de los tres grupos, con una notable proporción de suelos de zona 1. Por lo contrario, el piedemonte en el área de Capinota
está compuesto exclusivamente de suelos de las zonas 2 y 3, teniendo un piedemonte mucho menos productivo.
Esta zonificación fué crítica para identificar, medir, y estimar el área total de ocupación en las tres zonas de suelos y tres
zonas topográficas por periodo para cada área. El análisis estadístico consistió en determinar: (1) si habían diferencias
significativas en el total estimado de ocupación humana por periodo entre las dos áreas, con una ocupación mayor
ocurriendo en el área agrícola mas favorable, especialmente para el Periodo Intermedio; (2) si habían preferencias
significativas para asentarse en alguna zona de suelos o topográfica en particular en cada área de estudio; (3) si había un
crecimiento o reducción significativo en el total estimado de ocupación entre periodos, y en el porcentaje de ocupación de
cada zona topográfica y de suelos.
El estudio de asentamientos para cada periodo en ambas áreas implicó: (1) medir el área total del sitio, y el área del sitio
dentro de la cuadrícula de muestreo, en base a la dispersión superficial de cerámica y restos arquitectónicos; (2) obtener
colecciones de cerámica de superficie para evaluar la ocupación del sitio por periodo usando los estilos de cerámica (Tabla 1 y Tabla 2); (3) registrar rasgos como vegetación, topografía, y, productividad y área del tipo de suelo en cada cuadrícula de la
prospección (aun si no se registraba ocupación humana); y, (4) registrar rasgos arquitectónicos, y posibles evidencias de
infraestructura agrícola (i.e., terrazas y canales).
Para establecer el tamaño de ocupación por periodo y calcular estimados de ocupación total en base a la muestra se usa: (1)
únicamente el área del asentamiento registrado dentro de las cuadrículas de prospección; y, (2) el tamaño del área es
afinada usando la distribución de la cerámica de superficie en las colecciones de tiestos obtenidas en diferentes secciones
del asentamiento. La primera observación en una premisa básica en el uso de muestras aleatorias para establecer estimados
de ocupación humana por periodo.
El porcentaje de ocupación de cada zona topográfica y cada zone de suelos permitió identificar patrones de preferencia de
asentamiento en determinadas zonas. En este caso, no se usa la distribución del área de ocupación de un periodo
determinado entre las tres zonas topográficas, o las tres zonas de suelos, pero más bien el porcentaje de ocupación respecto
al área total de cada zona topográfica o zona de suelos (ver Tabla 3).
En un patrón de distribución de asentamientos
aleatorio, sin énfasis en la ocupación de ninguna zona en particular, se espera que la distribución de la ocupación será
proporcional al área de cada zona (por ejemplo, si el piedemonte representa 50% del área, se espera que alrededor de 50%
de la ocupación ocurra en esa zona). Por lo contrario, para este análisis se busca evaluar las desviaciones de patrones
aleatorios. Al comparar los porcentajes de ocupación de cada zona, con su respectivo rango de error calculado y graficado
al 95% de confianza, es la zona con el porcentaje más alto de ocupación que tiene la posibilidad de ser la zona de
preferencia para el asentamiento en el periodo en cuestión. Una zona tiene preferencia para el asentamiento humano si, con
aun con el rango de error, sigue siendo diferente que los porcentajes de ocupación de las dos otras zonas topográficas o
zonas de suelo.
El análisis del área de ocupación en la secuencia cronológica de cada área de prospección sólo produjo diferencias
significativas, al 95% nivel de confianza, para el Periodo Tardío en el área de Capinota (Figura
13), y en el crecimiento del área de ocupación en el Intermedio Temprano y Periodo Tardío en el área de Mizque (Figura 14). En ambas áreas la transición del Periodo Intermedio Temprano al Periodo Intermedio no
produjo estimados de áreas de ocupación significantivamente diferentes. De esta manera, no se puede sugerir un cambio
significativo en el área de ocupación entre ambos periodos. El área de ocupación del Periodo Intermedio, caracterizado por
el uso de materiales de estilo Tiwanaku, no crece tal como se podría esperar si la ocupación de este periodo estuviera
enfocada en expandir la explotación agrícola. Mas bien, el área ocupada en el Periodo Intermedio se reduce respecto al
periodo anterior en Mizque, pero la diferencia igualmente no llega a ser significativa al 95% nivel de confianza.
Un análisis diacrónico similar fue hecho para cada zona topográfica y de suelos por periodo usando los porcentajes de
ocupación de cada zona. En el área de Capinota, las únicas diferencias significativas en el porcentaje de ocupación por zona
son documentadas para el Periodo Tardío, para las tres zonas topográficas y las tres zonas de suelos (Figura 15). En el área de Mizque, la ocupación del Periodo Tardio tiene diferencias significativas en
el porcentaje de ocupación sólo en la zona del piedemonte y de la zona 3 de suelos (Figura 16).
Otro cambio significativo fue hallado en el porcentaje de ocupación del piedemonte en el Periodo Intermedio Temprano. El
porcentaje de ocupación del piedemonte en este periodo produce una ocupación preferencial de la zona topográfica que será
mantenida en los dos siguientes periodos.
Comparación de los totales estimados de área de ocupación
La capacidad agrícola de cada área de prospección es un factor que produce diferencias signficativas en el área de
ocupacion, al 95% nivel de confianza, para dos periodos en la comparación de las áreas de Capinota y Mizque: para el
Intermedio Temprano y para el Periodo Tardio. En estos dos periodos, el área de ocupacion en Mizque es
significativamente mayor que en la menos productiva área de Capinota (Figura 17;
Tabla 4).
Las diferencias en los estimados de ocupación para los periodos Formativo e Intermedio entre ambas áreas no son
significativos, al 95% nivel de confianza. Al usar niveles de confianza algo menores, se producen diferencias significativas
entre las ocupaciones estimadas para los dos periodos en ambas áreas de prospección: el área de ocupación del Periodo
Formativo es significativamente diferente al 90% nivel de confianza, mientras que la ocupación del Periodo Intermedio es
significativamente diferente al 80% nivel de confianza --en estos casos hay un 10% y 20% de probabilidad,
respectivamente, que las dos figuras no sean diferentes. En estos dos casos, sólo las diferencias para el Periodo Intermedio
apoyan la hipótesis de investigación dado que el área de ocupación del Periodo Formativo es menor en Mizque, la zona
más productiva.
La hipótesis de la investigación es apoyada, al 95% nivel de confianza, para los Periodos Intermedio Temprano y Tardío, y
no el Periodo Intermedio como era esperado. El hecho de tener un área de ocupación significativamente mayor en el área de
Mizque para el periodo anterior al Periodo Intermedio, muestra que patrones de asentamiento dirigidos por preocupaciones
agrícolas son más tempranos que la ocupación con materiales de estilo Tiwanaku. Sin embargo, ello no ocurre para el
Periodo Formativo cuando el área de Capinota tiene una mayor ocupación, si bien no es significativamente diferente al 95%
nivel de confianza. El no tener una ocupación significativamente mayor en Mizque que en Capinota, a pesar de las ventajas
agrícolas de Mizque, demuestra que las estrategias de asentamiento en este periodo no están dirigidos exclusivamente hacia
la intensificación de la explotación agrícola.
Ocupación preferencial por zonas topográficas y zonas de suelo
Las diferencias significativas en los porcentajes de ocupación entre zonas topográficas y zonas de suelo por periodo en cada
área de prospección producen patrones de preferencia de asentamiento. Tres resultados significativos fueron producidos
para cada área. Todos se refieren a preferencias por zona topográfica, mientras que no hay preferencia por ubicacion en
ninguna zona de suelos en ningún área. Primero, en el área de Capinota los Periodos Formativo, Intermedio, y Tardío
mostraron preferencia, significativa al 95% nivel de confianza, por asentarse en el piedemonte. No se documentó
preferencia en ocupación de zona de suelos para ningun periodo en esta área de prospección (Figura
13; Tabla 3 y Tabla 5).
En el área de Mizque diferencias significativas fueron encontradas en el porcentaje de ocupación de la zona de piedemonte
en los Periodos Intermedio Temprano, Intermedio, y Tardío (Figura 14). No se documentó
preferencia en la ubicación de asentamientos en las mejores tierras agrícolas para el Periodo Intermedio ni para los otros
tres periodos. Para el área de Mizque, preferencia en la ubicación de asentamientos en el piedemonte significa, dado las
características pedológicas de esta zona, evidencia indirecta para asentarse en una zona con disponibilidad de los mejores
suelos del valle. Sin embargo, esta observación no puede ser usada para apoyar una preferencia por asentarse en la zona de
suelos más productivos, dado que la comparación de porcentajes de ocupación por zonas de suelo no produjo resultados
significativamente diferentes (Tabla 6 y Tabla 7)
No se producen patrones divergentes en la ocupación del Periodo Intermedio con respecto a los suelos más productivos en
las dos áreas de prospección: (1) no hay diferencias significativas en el área de ocupación entre Mizque y Capinota; (2) no
hay un incremento significativo en el porcentaje de ocupación de ninguna zona de suelos con respecto al anterior Periodo
Intermedio Temprano; y, (3) no hay preferencia significativa por asentar los suelos más productivos de la zona 1 en
ninguna de las dos áreas. Estas tres observaciones producen un escenario que no apoya la hipótesis central: el área más
productiva no fue ocupada con una población significativamente mayor, ni produjo un crecimiento en el área de ocupación
que se podría haber esperado si estrategias de intensificación agrícola hubieran sido implementadas.
El Periodo Intermedio no presenta estrategias diferentes cuando se adapta a las condiciones ecológicas de Capinota y
Mizque. Sin embargo, hay diferencias en la ocupación del piedemonte respecto a la ubicación específica de asentamientos
del Periodo Intermedio con respecto a asentamientos del periodo anterior. La ocupación con materiales de estilo Tiwanaku
en Mizque occurre sólo en ubicaciones previamente ocupadas en el Periodo Intermedio Temprano. En Capinota, los tres
sitios más importantes con ocupación de estilo Tiwanaku occurren en nuevas ubicaciones, pero están aun ubicados en la
zona de piedemonte.
Hay una trayectoria de continuidad en los patrones de ubicación preferencial de asentamientos en el área de Mizque donde
la zona de piedemonte tiene una ocupación preferencial para los tres últimos periodos de la secuencia, empezando en el
Periodo Intermedio Temprano y continuando en el Intermedio. Por lo contrario, la preferencia en la ocupación del Periodo
Intermedio en el área de Capinota en la zona de piedemonte representa un cambio con respecto al periodo anterior cuando
la ocupación del piedemonte no era significativamente diferente de las otras dos zonas topográficas.
La hipótesis de la ocupación del Periodo Intermedio asentándose en las mejores tierras agrícolas de los Valles de
Cochabamba no puede ser sustentada cuando se compara las dos áreas. Asímismo, una estrategia de asentarse en las
mejores tierras dentro de cada área de prospección tampoco puede ser documentada. La distribución de materiales de estilo
Tiwanaku no está marcada por la disponibilidad de buenos suelos, y más bien sigue patrones de distribución de
asentamientos vistos en el Periodo Intermedio Temprano.
Efectos del proceso de interacción y organización política de Cochabamba en el Periodo Intermedio
La correlación de los datos empíricos de esta investigación con los cuatro modelos de organización política se sustentarán
en las siguientes observaciones (Tabla resumen, por el momento, en inglés):
(1) No hay diferencias significativas, al 95% nivel de confianza, en el área de ocupación del Periodo Intermedio entre
ambas areas de prospección. Pero Mizque tuvo en el Periodo Intermedio Temprano un área de ocupación
significantivamente mayor que Capinota;
(2) No hay preferencias significativas por asentarse en los mejores suelos en ninguna de las dos áreas de prospección en el
Periodo Intermedio. Mas bien, hay preferencias significativas para concentrar asentamiento en la zona de piedemonte en
ambas áreas en tal periodo. Este patrón tiene, sin embargo, diferentes resultados en cada área, dado que sólo en Mizque el
asentamiento en el piedemonte brinda acceso a los mejores suelos;
(3) No hay un incremento significativo en el área total de ocupación del Periodo Intermedio Temprano al Periodo
Intermedio en ninguna área, sugiriendo que este último periodo mantiene el nivel de ocupación del Periodo Intermedio
Temprano (Figura .).
(4) Existe continuidad en la ubicación de asentamientos en el Periodo Intermedio sólo en el área de Mizque, pero no así en
Capinota;
(5) El patrón de asentamiento del Periodo Intermedio en ambas áreas carece de sitios de ocupación exclusiva con ocupación
de estilos cerámicos locales, contemporáneos a la ocupación con materiales de estilo Tiwanaku. La ocupación cambia de
ser dominada por la cerámica del estilo Tupuraya a estar dominada por el estilo Tiwanaku en ambas áreas. En el área de
Mizque, sin embargo, la cerámica del estilo local Omereque forma un 20% de la muestra del periodo; y,
(6) La comparación de las colecciones de cerámica del estilo Tiwanaku de ambas áreas no producen mayores diferencias en
la composición funcional y estilística de este componente. Existe una distribución homogénea del estilo Tiwanaku
Derivado producido localmente, una ausencia de cerámica altiplánica clásica en las colecciones, y similitud en las
proporciones de las formas obtenidas, donde las formas keru y puku predominan.
La evaluación de los cuatro modelos de interacción respecto a los datos obtenidos sugieren dos modelos diferentes para el
área de Mizque y Capinota: un modelo de Independencia- estatus quo, y un modelo de subordinación política,
respectivamente. En ambos casos, la ocupación de la región en el Periodo Intermedio, observada en la amplia dispersión de
materiales de estilo Tiwanaku, no esta dedicada a intensificar la producción agrícola y por lo contrario mantiene niveles y
estrategias establecidas en el Periodo Intermedio Temprano. La hipótesis de una sociedad Tiwanaku presionando por mayor
producción agrícola a sociedades locales o ejecutando una expansión agrícola no puede ser sugerida.
El modelo de Independencia-estatus quo ocurre en el área de Mizque. En Mizque no hubo un incremento significativo del
área de ocupación en el Periodo Intermedio, y la misma ubicación preferencial en el piedemonte se repite. Además, los
sitios del Periodo Intermedio Temprano son ocupados en el Periodo Intermedio. En suma, patrones de intensificación
agrícola, indirectamente ejemplificados en la preferencia por el piedemonte, estaban ya presentes en el Periodo Intermedio
Temprano.
Por lo contrario, el área de Capinota adquiere en el Periodo Intermedio una ocupación preferencial del piedemonte. Sin
embargo, esto no cambia la figura de un patrón de asentamiento que continua la estrategia de explotación agrícola del
periodo anterior. Lo que hace esta área diferente es que se producen nuevas ubicaciones de asentamientos en el piedemonte,
aunque aun ocupando sitios del periodo previo. Aun si no hay diferencias significativas en el área total de ocupación entre
ambos periodos en esta área, el despliegue de nuevos sitios de asentamiento es un factor importante para diferenciarlo de la
situación de Mizque.
El modelo de una economia de bienes de prestigio que postula un aumento de la complejidad de élite locales, reforzando
su control de la región con el manejo de bienes de prestigio, tampoco puede ser sugerido para explicar la organización
política en el Periodo Intermedio. En este caso, (1) no hay un cambio hacia la explotación de los mejores suelos en los
patrones de asentamiento y uso de tierras en el Periodo Intermedio en ambas áreas de prospección; y (2) la amplia
distribución de materiales de estilo Tiwanaku no produce conglomerados con una concentración de estos materiales
asociados con cerámica de estilo local, o sitios adicionales con ocupación de materiales locales.
En este modelo, una élite habría controlado la cerámica de estilo Tiwanaku, que si bien no es importada pudo aun ser de
uso restringido, y hubiera podido controlar las mejores tierras, en relación al resto de la población que ocuparía tierras
menos productivas y usaría cerámica de estilos locales. Sin embargo, la amplia y dominante distribución de materiales de
estilo Tiwanaku, y la existencia de sitios menores con este mismo material además de los sitios mayores dominados por esa
cerámica demuestran la pequeña proporción de la ocupación con estilos locales. Ni siquiera un aumento de la complejidad
de la organización local percibido por la distribución de materiales de estilo Tiwanaku correlacionada con el acceso a
tierras productivas de esos sitios puede ser sugerido.
El modelo de explotación vertical en Cochabamba no puede ser sustentado para la región de Cochabamba: (1) la
ocupación de materiales de estilo Tiwanaku ocurre en ambas áreas y no se restringe al área más productiva; (2) las figuras
de la ocupación de cada área no son significativamente diferentes; (3) dentro de cada área de prospección, la ocupación no
se ubica de manera preferencial en las mejores tierras agrícolas, como era esperado; (4) el crecimiento del área de
ocupación en el Periodo Intermedio no es significativo con respecto al periodo previo, como se esperaba si la
intensificación agrícola fuera un motivo en la ocupación de cada área; y (5) no hay una coexistencia sincrónica de estilos
locales con material de estilo Tiwanaku compartiendo la ocupación de asentamientos en ningun área.
Una estrategia de explotación vertical debería producir conglomerados u ocupación limitada de materiales de estilo
Tiwanaku en el área más productiva, y en las tierras más productivas dentro de cada área de prospección. Esta estrategia
hubiera favorecido una ocupación intensiva en vez de extensiva para maximizar la producción agrícola. Sin embargo, la
ocupación de material de estilo Tiwanaku es homogénea en la región de Cochabamba. En efecto, no existe diferencia
significativa en el tamaño de la ocupación de ambas áreas durante el Periodo Intermedio.
El modelo tradicional de verticalidad (Murra 1975; 1985a) no puede explicar el patrón de ocupación de materiales de estilo
Tiwanaku de la región. La simple ocupación de valles mesotérmicos no es el rasgo más importante del sistema. Lo es la
ubicación aislada y limitada de asentamientos externos en tierras foráneas y la coexistencia con sociedades locales que
comparten el acceso a tierras agrícolas. En otras palabras, un patrón de verticalidad no debería producir una ocupación
dominante y casi exclusiva de la región como ocurre en las dos áreas de prospección estudiadas.
En las dos áreas de prospección, los materiales de estilo Tiwanaku dominan los asentamientos del Periodo Intermedio pero
no están restringidos a un sólo sitio. En este sentido, la escala de la ocupación de materiales de estilo Tiwanaku excedería la
densidad de ocupación esperada en un sistema de verticalidad en zonas ecologicamente mas restringidas. Las características
ecológicas de Cochabamba impiden que los rasgos de la definición tradicional de verticalidad puedan ser hallados en la
región. No existen datos comparativos para evaluar como la ocupación de materiales de estilo Tiwanaku se presentaría en
una escala regional complementando la ocupacíon de un sitio principal, cuando la ocupación no está limitada a ese sitio. En
el caso de Moquegua, una ocupación más densa y extensa de materiales Tiwanaku es interpretada como evidencia de
control directo de Tiwanaku en el área, despues de un periodo "colonial" con una restringida presencia de Tiwanaku. En
Cochabamba, hay menores limitaciones ecológicas y espaciales, que, por ejemplo, el Valle medio de Moquegua,
permitiendo de esa manera un mayor acceso a suelos productivos.
Finalmente, un modelo de subordinación política producido por una estrategia de control directo se caracteriza por un alto
control y alta extración de recursos en la región en cuestión. Este modelo implica una presencia física de la población de la
sociedad Tiwanaku (que fabricará una versión local del estilo Tiwanaku) asentada en la región para establecer control sobre
los recursos, sea coexistiendo con o anulando las poblaciones locales. El concepto de ejércitos y conquista militar no es el
único mecanismo para producir este modelo y no es incluído. Por lo contrario, me refiero a ocupación directa de
poblaciones altiplánicas en una región donde rasgos tradicionales de arquitectura con función militar no han sido
registrados.
Este modelo requiere de evidencia de cambios en la estructura espacial de asentamientos que reflejen no solo el alto interés
por explotar recursos agrícolas sino también la creación de una nueva estructura política en la región. Evidencia de ello
puede ser cambios en la ubicación de asentamientos y crecimiento de la ocupación que refleje la intención de intensificar la
producción. La distribución de la ocupación no está necesariamente dictada por factores agrícolas o productivos, sino
quizas por factores estratégicos.
Este modelo es sugerido para la ocupación del área de Capinota. Sin embargo, esta decisión no se apoya en ninguna de las
observaciones hechas del uso de tierras en el Periodo Intermedio, sino en el patrón de asentamientos que se produce. En
efecto, el área de ocupación del Periodo Intermedio en las dos áreas de prospección no es significativamente diferente, al
95% nivel de confianza, y el crecimiento en la ocupación entre el Periodo Intermedio Temprano y Periodo Intermedio no es
significativo. Pero la ubicación de nuevos asentamientos en el Periodo Intermedio, que, sin embargo, no representan en
conjunto una ubicación en mejores tierras o crecimiento significativo respecto al periodo anterior, son la única
característica de nueva estructuración de la ocupación del área.
La ocupación de materiales del estilo Tiwanaku produce nuevas ubicaciones de sitios del Periodo Intermedio en el
piedemonte de Capinota, el área menos desarrollada en el periodo previo, mientras que en Mizque los sitios de Periodo
Intermedio son reocupaciones de sitios del Periodo Intermedio Temprano. Desafortunadamente, no hay información
disponible sobre el tipo de asentamientos (i.e., administrativo, ceremonial o doméstico) con ocupación Tiwanaku en las dos
áreas de prospección; Goldstein 1990; Isbell and Schreiber 1978; Morris 1972; Schreiber 1992).
Organización territorial del Periodo Intermedio en Cochabamba
Esta investigación ha dado importancia primaria en la definición de los efectos del proceso de interacción a la evidencia de
patrones de asentamiento y de uso de tierras. El objetivo de probar la hipótesis del interés agrícola de Tiwanaku en
Cochabamba ha producido un resultado que indica que no existe evidencia para la expansión o intensificación de la
producción agrícola en ninguna de las dos áreas. Luego, con las observaciones del patrones de asentamiento y uso de
tierras, se pasó a evaluar los efectos del proceso de interacción entre Tiwanaku y Cochabamba. Se sugiere un modelo de
estatus quo para el área de Mizque y un modelo "intrusivo" de subordinación política en el área de Capinota. El modelo de
verticalidad, postulado apriori para Cochabamba, no ha podido ser documentado en esta región. En esta investigación, el
modelo de verticalidad fue sólo uno de los modelos considerados.
Este estudio produce nuevos casos para el estudio de los modelos de expansión ocurridos en areas provinciales a la luz de
las historias locales y el resultado de procesos de adaptacion y negociación. La ocupación de materiales de estilo Tiwanaku
no produjo mayores cambios en las estrategias de explotación agrícola, y por lo tanto no hay evidencia de intensificación y
mayor producción agrícola. En particular, la escala con la cual el efecto de estatus quo fue documentado en Mizque, o
subordinación en Capinota, no es similar a patrones de dominación vistos para los estados Wari e Inka, y más
específicamente, es claramente diferente de patrón más tardío de la ocupación Inka en Cochabamba. El modelo de Control
directo por conquista no es nuevo; ha sido propuesto para Tiwanaku por arqueólogos bolivianos (Céspedes, pers.comm.;
Ponce Sanginés 1978), donde Tiwanaku es interpretado como estado conquistador, con ejercitos en expansión, en
oposición política al la sociedad Wari en los Andes Centrales en el Periodo Intermedio (Horizonte Medio; Benavides 1984;
Isbell 1991, Moseley et al. 1992).
Futura investigación necesitará ampliar la escala del análisis de la interacción interregional entre la sociedad Tiwanaku y
las poblaciones de Cochabamba, en particular con respecto al material cerámico y la evolución del estilo Tiwanaku en la
región. Los resultados de esta investigación refuerzan la hipótesis que la sociedad Tiwanaku usó variantes políticas en su
expansión en los Andes Centro Sur (Mujica et al. 1985): usó una estrategia de verticalidad y luego una estrategia de
Control directo en Moquegua, una estrategia de intercambio con la creación de una economía de prestigio en San Pedro de
Atacama, y, como es sugerido en esta investigación, una estrategia que no disrumpe el orden local en Mizque, y una
estrategia de subordinación política en el área de Capinota.
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