Investigaciones en Cochabamba: Asentamientos Humanos y Uso de Tierras en los Valles de Cochabamba, Bolivia.

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Investigación Tiwanaku

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Cronología Metodolología Análisis
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Introducción

Esta artículo analiza la evolución de las relaciones espaciales entre patrones de asentamiento y el uso de tierras antes y después del proceso de interacción de sociedades locales de Cochabamba con la sociedad Tiwanaku en el Periodo Intermedio. A partir de los datos espaciales obtenidos en una prospección sistemática se sugiere un modelo de estatus quo para interpretar la naturaleza de la ocupación de materiales de estilo Tiwanaku en Cochabamba durante el Periodo Intermedio. Este artículo tiene dos objetivos: (1) presentar las hipótesis y metodología del proyecto tales como se habian concebido al iniciar el trabajo de campo; y, (2) presentar los resultados obtenidos en esta fase de investigación.

[NOTA: La investigación del Proyecto Arqueológico Expansión Tiwanaku en Cochabamba se condujo entre setiembre de 1993 y agosto de 1994 y fue co-dirigida por el Sr. Ricardo Céspedes, investigador del Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, y por el autor.]

La región mesotérmica de Cochabamba, ubicada en los flancos orientales de los Andes, representa un área de gran importancia para entender los procesos sociales de la región de los Andes Centro Sur (Figura 1, physical map ). Esta región tuvo relaciones con dos de los más complejos desarrollos políticos andinos: la sociedad Tiwanaku y la sociedad Inka. Previo a la amplia distribución de materiales de estilo Tiwanaku, Cochabamba tuvo un largo desarrollo de sociedades local con estilos cerámicos Formativos, y luego una serie de estilos cerámicos con decoración pintada en el Periodo Intermedio Temprano (Mojocoya, Tupuraya, Quillacollo, Cochabamba). En Cochabamba, el periodo Formativo no se caracteriza por generar un proceso local de complejización social, como ocurre en la región Circumlacustre o la costa de los Andes Centrales (Figura 2).

Esta investigación representa el primer intento de obtener una muestra sistemática de los patrones de asentamiento para la secuencia de ocupación de la región, y en especial para asentamientos con ocupación de materiales de estilo Tiwanaku. Mas aun, representa un caso adicional para interpretar la distribución regional de materiales de estilo Tiwanaku en los Andes Centro Sur (e.g. Stanish 1995). Dos argumentos han sido hechos para interpretar los motivos de la indiscutible presencia física de materiales de estilo Tiwanaku en Cochabamba, a pesar de una carencia de evidencia arqueológica recogida sistematicamente. Primero, el colapso de la sociedad Wari lleva a Tiwanaku a adquirir bienes obtenidos anteriormente en intercambio con Wari (Browman 1980, 1984a). Segundo, y más específico, la sociedad Tiwanaku estableció colonias como parte del sistema de explotación vertical en Cochabamba buscando recursos agrícolas de esa región mesotérmica hacia el 750 d.C. (Kolata 1992:80; 1993a).

En el marco de las estrategias "expansivas" de la sociedad Tiwanaku, la presencia de materiales de estilo Tiwanaku en Cochabamba es interpretada, a priori, como un sistema de explotación vertical; este sistema ha sido sugerido para la primera fase de la ocupación Tiwanaku en Moquegua (Goldstein 1990). Sin embargo, existen tres diferencias al proponer un modelo de verticalidad para Cochabamba. Primero, esta investigación tiene una escala regional, y no se limita a un solo sitio, tal como el caso de Moquegua. Segundo, se incluye el factor de capacidad agrícola, crucial en el funcionamiento de la explotación de recursos en el sistema vertical. Tercero, las dimensiones espaciales y la homogeneidad de la capacidad agrícola de los Valles de Cochabamba presentan un marco ecológico drásticamente más productivo y menos limitado que el de los valles occidentales de los Andes para los cuales las definiciones tradicionales de verticalidad fueron aplicadas.

Esta investigación tiene una perspectiva comparativa y diacrónica: (1) se escogió dos áreas --los Valles de Capinota y Mizque-- con condiciones ecológicas y potencial agrícola diferentes para percibir patrones divergentes; y (2) se adoptó una perspectiva diacrónica para evaluar patrones de cambio y continuidad en el uso de tierras de mayor productividad agrícola. Las dos áreas tienen precipitaciones y temperaturas similares, pero difieren en la extensión de tierras aptas para agricultura, y en la disponibilidad de agua durante el año. Las preguntas específicas del análisis fueron: (1) las relaciones de las poblaciones de Cochabamba con la sociedad Tiwanaku; (2) el rol de los patrones del Periodo Intermedio Temprano para definir las relaciones entre asentamientos y tierras en el Periodo Intermedio; y, (3) la organización política de Cochabamba en el Periodo Intermedio como consecuencia del proceso de interacción cultural con la sociedad Tiwanaku.

Se postula que la ocupación representada por materiales de estilo Tiwanaku de Cochabamba fue motivada por necesidad de tener acceso a recursos agrícolas (Kolata 1993a). Si este fuera el caso, la ubicación espacial de asentamientos con ocupación de materiales de estilo Tiwanaku debería producir una correlación positiva con el área de estudio con mejor potencial agrícola --es decir la zona de Mizque. Asimismo, dentro de cada área los asentamientos del Periodo Intermedio se correlacionarían con las tierras con la mayor capacidad agrícola. Si existieran diferencias en la densidad de materiales de estilo Tiwanaku entre las dos áreas, se analizaría si el proceso de interacción diferencial puede ser explicado por potencial agrícola, o por factores de interacción entre entidades políticas, o por patrones pre-existentes de desarrollo local. La distancia respecto al altiplano podría haber sido otro factor para explicar la distribucion de cerámica de estilo Tiwanaku, donde el área de Capinota tendría una mayor densidad de material. Sin embargo, esta segunda opción no ocurre dado que la cerámica de estilo Tiwanaku no es producto de intercambio en Cochabamba, sino de producción local.

Cuatro premisas esenciales guían tanto el análisis de los patrones de asentamiento y uso de tierras como la interpretación de los efectos de la interacción entre Cochabamba y Tiwanaku en la organización política de la región en el Periodo Intermedio. Primero, no se asume una equivalencia entre cerámica y poblaciones. Es decir, la distribución de cerámica de estilo Tiwanaku no implica necesariamente la presencia de poblaciones altiplánicas en Cochabamba. Esto significa que el Periodo Intermedio no representa el periodo Tiwanaku, pero sólo el de la presencia de la cerámica de estilo Tiwanaku en Cochabamba.

Segundo, la ubicuidad, la amplia distribución, y los rasgos alfareros e iconográficos de la cerámica de estilo Tiwanaku hacen de ella una cerámica de carácter local, producida en Cochabamba, y no un objeto de intercambio en la interacción entre el altiplano y Cochabamba. La consideración de un modelo donde la cerámica de estilo Tiwanaku sea un bien de intercambio debe ser omitida; sin embargo, aun siendo producida localmente, puede postularse que esta cerámica sea un bien "exótico" o de acceso restringido.

Tercero, se ha adoptado una perspectiva local para analizar la organización política del Periodo Intermedio en Cochabamba. Los desarrollos locales pueden haber jugado un rol primordial en la distribución de materiales de estilo Tiwanaku, y pueden haber sido responsables, en parte, de los resultados del proceso de interacción que se documenta para el Periodo Intermedio. En esta perspectiva Tiwanaku no es una sociedad invasora sino que se adapta y es influenciada por condiciones locales, con las cuales la sociedad externa tuvo que establecer negociaciones de algún tipo (Hastorf 1991). Esta aproximación cambia la perspectiva utilizada en el estudio de la expansión de sociedades complejas andinas, en el que el análisis se limita a los materiales externos como reflejo de la política ejercida desde el centro político. Mujica (ms.), Bermann (1994), Graffam (1992) han enfatizado la necesidad de dejar una posición Tiwanaku-centrista y estudiar, en regiones provinciales, las condiciones locales pre-existentes que han demostrado ser causa para amplia variabilidad en la distribución regional de estructuras imperiales.

Finalmente, el sistema de explotación vertical, sugerido por Kolata como la explicación para la expansión Tiwanaku en Cochabamba, es sólo uno de los cuatro modelos considerados para explicar el resultado del proceso de interacción Cochabamba-Tiwanaku. Modelos organizativos y definición de evidencias arqueológicas para demostrarlos han sido usados en el pasado (D'Altroy 1990; Mujica, Lynch y Rivera 1985; cf. Marcus y Silva 1988). Esta investigación ha añadido un factor crucial para el análisis de verticalidad: el uso de tierras y la distribución de asentamientos respecto a zonas con diferente potencial agrícola. El análisis del uso de tierras ataca frontalmente la esencia del concepto de explotación vertical.

La evidencia de los patrones de asentamiento y uso de tierras será correlacionado con cuatro modelos de resultados de la interacción entre Cochabamba y Tiwanaku. Ellos son: (1) Subordinación política por control directo de la región con poblaciones altiplánicas; (2) Explotación bajo un sistema de verticalidad a la escala de Cochabamba; (3) Economia de bienes de prestigio e incremento de la complejidad de grupos locales; y, (4) Un modelo de estatus quo, sin ningun cambio en las estrategias agrícolas del Periodo Intermedio con respecto al Periodo Intermedio Temprano, indicando que la interacción con Tiwanaku no produjo los esperados cambios destinados a intensificar la producción agrícola.

La secuencia cronológica de Cochabamba

La secuencia estilística para establecer periodos de ocupación de los sitios registrados fue establecida a partir de anteriores investigaciones en la región (Figura 2; Anderson y Céspedes ms; Bennett 1934; Brockington et al. 1985, 1987; Byrne 196.; Céspedes, comm.pers.; Rydén 1956; Walter 1966. El Periodo Formativo en Cochabamba se desarrolla entre el 1000 a.C. y el 600 d.C. (Brockington et al. 1985, 1986). Este periodo se identifica por una larga tradición cerámica monócroma (Figura 3; tipo Sierra Mokho Rosado) sin incisiones ni pintura. La tradición Formativa del Valle de Mizque tiene ciertas diferencias con las del Valle Central --que ocurre en el área de Capinota. La diversidad de temperantes y homogeneidad en el acabado exterior en el Valle Central contrasta con la homogeneidad en el temperante y variedad en la cocción de la cerámica en Mizque. Más aun, en Mizque el uso del temperante de grava molida y de textura arenosa sin laminar, ocurrirá en periodos posteriores, dificultando la afiliación cultural de una parte de la cerámica utilitaria.

El Periodo Intermedio Temprano (200- 400 d.C.) se caracteriza por estilos post-Formativos de cerámica pintada: Tupuraya, Sauces, Mojocoya (Figura 4; Ibarra Grasso 1966), Cochabamba, y Parroquia (Anderson y Céspedes, ms.). Estas tradiciones no han sido estudiadas allende sus características decorativas para precisar más detalles que su posición cronológica pre-Tiwanaku (Walter 1966). Mujica (comm. pers.) ha sugerido la posible importancia de Tupuraya en el surgimiento de la sociedad Tiwanaku Clásica del altiplano, y no sólo su importancia para la conformación de tradiciones derivadas o decadentes como sugieren Bennett y Rydén.

El Periodo Intermedio se caracteriza por la amplia distribución espacial de cerámica de estilo Tiwanaku, y la presencia de dos estilos locales: Omereque (el "Nascoide" de Ibarra Grasso, 1966), y la cerámica utilitaria llamada Gray Ware (Figura 5; Rydén 1959; Walter 1966). De los trabajos de Bennett (1936), Byrne (1966) y Rydén (1959) se comprueba la escasa presencia de cerámica Tiwanaku Clásico y, mas bien, la existencia de una tradición local de estilo Tiwanaku de carácter Derivado. Bennett sugiere que la tradición Derivada de Cochabamba es contemporánea al Tiwanaku Clásico altiplánico. Rydén sugiere que el sitio de Tupuraya, en el Valle Central, representa el orígen de la tradición derivada de Cochabamba que se dispersará a regiones como el Valle Alto y Mizque. Las dos fases Tiwanaku identificadas en Cochabamba, Illataco y Piñami, correspondientes al Tiwanaku IV y V, respectivamente (Céspedes, comm. pers.), no ha sido usada en esta investigación.

Las diferencias entre la cerámica Tiwanaku altiplánica y el estilo Derivado de Cochabamba se perciben en rasgos diagnósticos importantes: una forma de caracter local es el "chayador", keru de base muy estrecha; domina el color naranja como fondo de la decoración; y, cambios en los motivos y ubicación de la decoración en las vasijas. Un estudio detallado de la cerámica Tiwanaku Derivada obtenida en los sitios registrados en la prospección para establecer las diferencias entre los conjuntos de Cochabamba y del altiplano será realizado en el futuro.

Se sugiere que el estilo local Omereque es coetáneo al estilo Tiwanaku durante el Periodo Intermedio. Evidencia de la coexistencia de ambos estilos es esencial para interpretar la forma de organización durante este periodo. Por otro lado, el estilo utilitario Gray Ware será usado en urnas y vasijas grandes, en muchos casos para función funeraria. El uso de este estilo trasciende este periodo y ocurre en el periodo anterior y el periodo posterior, en el Valle de Mizque.

Metodología

La prospección de las dos áreas (Figura 6) se ejecutó con una muestra aleatoria de 320 cuadrículas que totalizaron un área de 20 km² (Figura 7, y Figura 8). Esta estrategia permitió obtener una muestra representativa (y medible) de la ocupación humana y del uso de tierras en dos áreas de 200 km² enfocadas en el Valle de Capinota y el Valle de Mizque . Esta estrategia, a diferencia de una prospección de cobertura total de tal área, se caracteriza por: (1) no ser una estrategia para descubrir sitios; y (2) ser una estrategia en la que se espera que el número (y el área) de sitios registrados represente una proporción aproximada de la población total de sitios en un área. Con esta estrategia existe la probabilidad que muchos sitios --entre ellos quizás el más importante de la región-- no sean registrados en el campo.

Una estrategia aleatoria proporciona información representativa a nivel regional. Esta estrategia permitió producir datos para dos regiones con diferente potencial agrícola que permitirían la comparación de la estrategia de explotación agrícola del Periodo Intermedio: medir las diferencias en ocupación en varios periodos a partir de la ubicación de asentamientos respecto a tierras de distintos niveles de productividad. La obtención de una muestra aleatoria de asentamientos no permite, sin embargo, el análisis de posibles jerarquías de asentamientos en cada área (Johnson 198.; Albarracín y Mathews 1991). Pero, en este caso, esta información no era esencial para el problema tratado en la investigación. La prospección se llevó a cabo utilizando fotografías aéreas (escala 1:20,000) y mapas topográficos (escala 1:50,000) del Instituto Geográfico Militar de Bolivia. La ubicación de cada cuadrícula de 250x250 m. fue posible usando ambos planos y rasgos topográficos como colinas, quedradas, o rieles y caminos.

Las áreas de prospección fueron divididas en tres zonas topográficas (llanura aluvial, piedemonte y montaña; Figura 9 y Figura 10), y tres grupos de suelo categorizados por su productividad (establecidos con la clasificación de uso de la FAO; CIDRE 1987,1988; Figura 11 y Figura 12). No existe correspondencia entre topografía y grupos de suelos. La diferencia mas notable en la composición pedológica entre ambas áreas es la del piedemonte. En Mizque el piedemonte tiene suelos de los tres grupos, con una notable proporción de suelos de zona 1. Por lo contrario, el piedemonte en el área de Capinota está compuesto exclusivamente de suelos de las zonas 2 y 3, teniendo un piedemonte mucho menos productivo.

Esta zonificación fué crítica para identificar, medir, y estimar el área total de ocupación en las tres zonas de suelos y tres zonas topográficas por periodo para cada área. El análisis estadístico consistió en determinar: (1) si habían diferencias significativas en el total estimado de ocupación humana por periodo entre las dos áreas, con una ocupación mayor ocurriendo en el área agrícola mas favorable, especialmente para el Periodo Intermedio; (2) si habían preferencias significativas para asentarse en alguna zona de suelos o topográfica en particular en cada área de estudio; (3) si había un crecimiento o reducción significativo en el total estimado de ocupación entre periodos, y en el porcentaje de ocupación de cada zona topográfica y de suelos.

El estudio de asentamientos para cada periodo en ambas áreas implicó: (1) medir el área total del sitio, y el área del sitio dentro de la cuadrícula de muestreo, en base a la dispersión superficial de cerámica y restos arquitectónicos; (2) obtener colecciones de cerámica de superficie para evaluar la ocupación del sitio por periodo usando los estilos de cerámica (Tabla 1 y Tabla 2); (3) registrar rasgos como vegetación, topografía, y, productividad y área del tipo de suelo en cada cuadrícula de la prospección (aun si no se registraba ocupación humana); y, (4) registrar rasgos arquitectónicos, y posibles evidencias de infraestructura agrícola (i.e., terrazas y canales).

Para establecer el tamaño de ocupación por periodo y calcular estimados de ocupación total en base a la muestra se usa: (1) únicamente el área del asentamiento registrado dentro de las cuadrículas de prospección; y, (2) el tamaño del área es afinada usando la distribución de la cerámica de superficie en las colecciones de tiestos obtenidas en diferentes secciones del asentamiento. La primera observación en una premisa básica en el uso de muestras aleatorias para establecer estimados de ocupación humana por periodo.

El porcentaje de ocupación de cada zona topográfica y cada zone de suelos permitió identificar patrones de preferencia de asentamiento en determinadas zonas. En este caso, no se usa la distribución del área de ocupación de un periodo determinado entre las tres zonas topográficas, o las tres zonas de suelos, pero más bien el porcentaje de ocupación respecto al área total de cada zona topográfica o zona de suelos (ver Tabla 3). En un patrón de distribución de asentamientos aleatorio, sin énfasis en la ocupación de ninguna zona en particular, se espera que la distribución de la ocupación será proporcional al área de cada zona (por ejemplo, si el piedemonte representa 50% del área, se espera que alrededor de 50% de la ocupación ocurra en esa zona). Por lo contrario, para este análisis se busca evaluar las desviaciones de patrones aleatorios. Al comparar los porcentajes de ocupación de cada zona, con su respectivo rango de error calculado y graficado al 95% de confianza, es la zona con el porcentaje más alto de ocupación que tiene la posibilidad de ser la zona de preferencia para el asentamiento en el periodo en cuestión. Una zona tiene preferencia para el asentamiento humano si, con aun con el rango de error, sigue siendo diferente que los porcentajes de ocupación de las dos otras zonas topográficas o zonas de suelo.

Análisis

El análisis del área de ocupación en la secuencia cronológica de cada área de prospección sólo produjo diferencias significativas, al 95% nivel de confianza, para el Periodo Tardío en el área de Capinota (Figura 13), y en el crecimiento del área de ocupación en el Intermedio Temprano y Periodo Tardío en el área de Mizque (Figura 14). En ambas áreas la transición del Periodo Intermedio Temprano al Periodo Intermedio no produjo estimados de áreas de ocupación significantivamente diferentes. De esta manera, no se puede sugerir un cambio significativo en el área de ocupación entre ambos periodos. El área de ocupación del Periodo Intermedio, caracterizado por el uso de materiales de estilo Tiwanaku, no crece tal como se podría esperar si la ocupación de este periodo estuviera enfocada en expandir la explotación agrícola. Mas bien, el área ocupada en el Periodo Intermedio se reduce respecto al periodo anterior en Mizque, pero la diferencia igualmente no llega a ser significativa al 95% nivel de confianza.

Un análisis diacrónico similar fue hecho para cada zona topográfica y de suelos por periodo usando los porcentajes de ocupación de cada zona. En el área de Capinota, las únicas diferencias significativas en el porcentaje de ocupación por zona son documentadas para el Periodo Tardío, para las tres zonas topográficas y las tres zonas de suelos (Figura 15). En el área de Mizque, la ocupación del Periodo Tardio tiene diferencias significativas en el porcentaje de ocupación sólo en la zona del piedemonte y de la zona 3 de suelos (Figura 16). Otro cambio significativo fue hallado en el porcentaje de ocupación del piedemonte en el Periodo Intermedio Temprano. El porcentaje de ocupación del piedemonte en este periodo produce una ocupación preferencial de la zona topográfica que será mantenida en los dos siguientes periodos.

Comparación de los totales estimados de área de ocupación

La capacidad agrícola de cada área de prospección es un factor que produce diferencias signficativas en el área de ocupacion, al 95% nivel de confianza, para dos periodos en la comparación de las áreas de Capinota y Mizque: para el Intermedio Temprano y para el Periodo Tardio. En estos dos periodos, el área de ocupacion en Mizque es significativamente mayor que en la menos productiva área de Capinota (Figura 17; Tabla 4).

Las diferencias en los estimados de ocupación para los periodos Formativo e Intermedio entre ambas áreas no son significativos, al 95% nivel de confianza. Al usar niveles de confianza algo menores, se producen diferencias significativas entre las ocupaciones estimadas para los dos periodos en ambas áreas de prospección: el área de ocupación del Periodo Formativo es significativamente diferente al 90% nivel de confianza, mientras que la ocupación del Periodo Intermedio es significativamente diferente al 80% nivel de confianza --en estos casos hay un 10% y 20% de probabilidad, respectivamente, que las dos figuras no sean diferentes. En estos dos casos, sólo las diferencias para el Periodo Intermedio apoyan la hipótesis de investigación dado que el área de ocupación del Periodo Formativo es menor en Mizque, la zona más productiva.

La hipótesis de la investigación es apoyada, al 95% nivel de confianza, para los Periodos Intermedio Temprano y Tardío, y no el Periodo Intermedio como era esperado. El hecho de tener un área de ocupación significativamente mayor en el área de Mizque para el periodo anterior al Periodo Intermedio, muestra que patrones de asentamiento dirigidos por preocupaciones agrícolas son más tempranos que la ocupación con materiales de estilo Tiwanaku. Sin embargo, ello no ocurre para el Periodo Formativo cuando el área de Capinota tiene una mayor ocupación, si bien no es significativamente diferente al 95% nivel de confianza. El no tener una ocupación significativamente mayor en Mizque que en Capinota, a pesar de las ventajas agrícolas de Mizque, demuestra que las estrategias de asentamiento en este periodo no están dirigidos exclusivamente hacia la intensificación de la explotación agrícola.

Ocupación preferencial por zonas topográficas y zonas de suelo

Las diferencias significativas en los porcentajes de ocupación entre zonas topográficas y zonas de suelo por periodo en cada área de prospección producen patrones de preferencia de asentamiento. Tres resultados significativos fueron producidos para cada área. Todos se refieren a preferencias por zona topográfica, mientras que no hay preferencia por ubicacion en ninguna zona de suelos en ningún área. Primero, en el área de Capinota los Periodos Formativo, Intermedio, y Tardío mostraron preferencia, significativa al 95% nivel de confianza, por asentarse en el piedemonte. No se documentó preferencia en ocupación de zona de suelos para ningun periodo en esta área de prospección (Figura 13; Tabla 3 y Tabla 5).

En el área de Mizque diferencias significativas fueron encontradas en el porcentaje de ocupación de la zona de piedemonte en los Periodos Intermedio Temprano, Intermedio, y Tardío (Figura 14). No se documentó preferencia en la ubicación de asentamientos en las mejores tierras agrícolas para el Periodo Intermedio ni para los otros tres periodos. Para el área de Mizque, preferencia en la ubicación de asentamientos en el piedemonte significa, dado las características pedológicas de esta zona, evidencia indirecta para asentarse en una zona con disponibilidad de los mejores suelos del valle. Sin embargo, esta observación no puede ser usada para apoyar una preferencia por asentarse en la zona de suelos más productivos, dado que la comparación de porcentajes de ocupación por zonas de suelo no produjo resultados significativamente diferentes (Tabla 6 y Tabla 7)

No se producen patrones divergentes en la ocupación del Periodo Intermedio con respecto a los suelos más productivos en las dos áreas de prospección: (1) no hay diferencias significativas en el área de ocupación entre Mizque y Capinota; (2) no hay un incremento significativo en el porcentaje de ocupación de ninguna zona de suelos con respecto al anterior Periodo Intermedio Temprano; y, (3) no hay preferencia significativa por asentar los suelos más productivos de la zona 1 en ninguna de las dos áreas. Estas tres observaciones producen un escenario que no apoya la hipótesis central: el área más productiva no fue ocupada con una población significativamente mayor, ni produjo un crecimiento en el área de ocupación que se podría haber esperado si estrategias de intensificación agrícola hubieran sido implementadas.

El Periodo Intermedio no presenta estrategias diferentes cuando se adapta a las condiciones ecológicas de Capinota y Mizque. Sin embargo, hay diferencias en la ocupación del piedemonte respecto a la ubicación específica de asentamientos del Periodo Intermedio con respecto a asentamientos del periodo anterior. La ocupación con materiales de estilo Tiwanaku en Mizque occurre sólo en ubicaciones previamente ocupadas en el Periodo Intermedio Temprano. En Capinota, los tres sitios más importantes con ocupación de estilo Tiwanaku occurren en nuevas ubicaciones, pero están aun ubicados en la zona de piedemonte.

Hay una trayectoria de continuidad en los patrones de ubicación preferencial de asentamientos en el área de Mizque donde la zona de piedemonte tiene una ocupación preferencial para los tres últimos periodos de la secuencia, empezando en el Periodo Intermedio Temprano y continuando en el Intermedio. Por lo contrario, la preferencia en la ocupación del Periodo Intermedio en el área de Capinota en la zona de piedemonte representa un cambio con respecto al periodo anterior cuando la ocupación del piedemonte no era significativamente diferente de las otras dos zonas topográficas.

La hipótesis de la ocupación del Periodo Intermedio asentándose en las mejores tierras agrícolas de los Valles de Cochabamba no puede ser sustentada cuando se compara las dos áreas. Asímismo, una estrategia de asentarse en las mejores tierras dentro de cada área de prospección tampoco puede ser documentada. La distribución de materiales de estilo Tiwanaku no está marcada por la disponibilidad de buenos suelos, y más bien sigue patrones de distribución de asentamientos vistos en el Periodo Intermedio Temprano.

Efectos del proceso de interacción y organización política de Cochabamba en el Periodo Intermedio

La correlación de los datos empíricos de esta investigación con los cuatro modelos de organización política se sustentarán en las siguientes observaciones (Tabla resumen, por el momento, en inglés):

(1) No hay diferencias significativas, al 95% nivel de confianza, en el área de ocupación del Periodo Intermedio entre ambas areas de prospección. Pero Mizque tuvo en el Periodo Intermedio Temprano un área de ocupación significantivamente mayor que Capinota;

(2) No hay preferencias significativas por asentarse en los mejores suelos en ninguna de las dos áreas de prospección en el Periodo Intermedio. Mas bien, hay preferencias significativas para concentrar asentamiento en la zona de piedemonte en ambas áreas en tal periodo. Este patrón tiene, sin embargo, diferentes resultados en cada área, dado que sólo en Mizque el asentamiento en el piedemonte brinda acceso a los mejores suelos;

(3) No hay un incremento significativo en el área total de ocupación del Periodo Intermedio Temprano al Periodo Intermedio en ninguna área, sugiriendo que este último periodo mantiene el nivel de ocupación del Periodo Intermedio Temprano (Figura .).

(4) Existe continuidad en la ubicación de asentamientos en el Periodo Intermedio sólo en el área de Mizque, pero no así en Capinota;

(5) El patrón de asentamiento del Periodo Intermedio en ambas áreas carece de sitios de ocupación exclusiva con ocupación de estilos cerámicos locales, contemporáneos a la ocupación con materiales de estilo Tiwanaku. La ocupación cambia de ser dominada por la cerámica del estilo Tupuraya a estar dominada por el estilo Tiwanaku en ambas áreas. En el área de Mizque, sin embargo, la cerámica del estilo local Omereque forma un 20% de la muestra del periodo; y,

(6) La comparación de las colecciones de cerámica del estilo Tiwanaku de ambas áreas no producen mayores diferencias en la composición funcional y estilística de este componente. Existe una distribución homogénea del estilo Tiwanaku Derivado producido localmente, una ausencia de cerámica altiplánica clásica en las colecciones, y similitud en las proporciones de las formas obtenidas, donde las formas keru y puku predominan.

La evaluación de los cuatro modelos de interacción respecto a los datos obtenidos sugieren dos modelos diferentes para el área de Mizque y Capinota: un modelo de Independencia- estatus quo, y un modelo de subordinación política, respectivamente. En ambos casos, la ocupación de la región en el Periodo Intermedio, observada en la amplia dispersión de materiales de estilo Tiwanaku, no esta dedicada a intensificar la producción agrícola y por lo contrario mantiene niveles y estrategias establecidas en el Periodo Intermedio Temprano. La hipótesis de una sociedad Tiwanaku presionando por mayor producción agrícola a sociedades locales o ejecutando una expansión agrícola no puede ser sugerida.

El modelo de Independencia-estatus quo ocurre en el área de Mizque. En Mizque no hubo un incremento significativo del área de ocupación en el Periodo Intermedio, y la misma ubicación preferencial en el piedemonte se repite. Además, los sitios del Periodo Intermedio Temprano son ocupados en el Periodo Intermedio. En suma, patrones de intensificación agrícola, indirectamente ejemplificados en la preferencia por el piedemonte, estaban ya presentes en el Periodo Intermedio Temprano.

Por lo contrario, el área de Capinota adquiere en el Periodo Intermedio una ocupación preferencial del piedemonte. Sin embargo, esto no cambia la figura de un patrón de asentamiento que continua la estrategia de explotación agrícola del periodo anterior. Lo que hace esta área diferente es que se producen nuevas ubicaciones de asentamientos en el piedemonte, aunque aun ocupando sitios del periodo previo. Aun si no hay diferencias significativas en el área total de ocupación entre ambos periodos en esta área, el despliegue de nuevos sitios de asentamiento es un factor importante para diferenciarlo de la situación de Mizque.

El modelo de una economia de bienes de prestigio que postula un aumento de la complejidad de élite locales, reforzando su control de la región con el manejo de bienes de prestigio, tampoco puede ser sugerido para explicar la organización política en el Periodo Intermedio. En este caso, (1) no hay un cambio hacia la explotación de los mejores suelos en los patrones de asentamiento y uso de tierras en el Periodo Intermedio en ambas áreas de prospección; y (2) la amplia distribución de materiales de estilo Tiwanaku no produce conglomerados con una concentración de estos materiales asociados con cerámica de estilo local, o sitios adicionales con ocupación de materiales locales.

En este modelo, una élite habría controlado la cerámica de estilo Tiwanaku, que si bien no es importada pudo aun ser de uso restringido, y hubiera podido controlar las mejores tierras, en relación al resto de la población que ocuparía tierras menos productivas y usaría cerámica de estilos locales. Sin embargo, la amplia y dominante distribución de materiales de estilo Tiwanaku, y la existencia de sitios menores con este mismo material además de los sitios mayores dominados por esa cerámica demuestran la pequeña proporción de la ocupación con estilos locales. Ni siquiera un aumento de la complejidad de la organización local percibido por la distribución de materiales de estilo Tiwanaku correlacionada con el acceso a tierras productivas de esos sitios puede ser sugerido.

El modelo de explotación vertical en Cochabamba no puede ser sustentado para la región de Cochabamba: (1) la ocupación de materiales de estilo Tiwanaku ocurre en ambas áreas y no se restringe al área más productiva; (2) las figuras de la ocupación de cada área no son significativamente diferentes; (3) dentro de cada área de prospección, la ocupación no se ubica de manera preferencial en las mejores tierras agrícolas, como era esperado; (4) el crecimiento del área de ocupación en el Periodo Intermedio no es significativo con respecto al periodo previo, como se esperaba si la intensificación agrícola fuera un motivo en la ocupación de cada área; y (5) no hay una coexistencia sincrónica de estilos locales con material de estilo Tiwanaku compartiendo la ocupación de asentamientos en ningun área.

Una estrategia de explotación vertical debería producir conglomerados u ocupación limitada de materiales de estilo Tiwanaku en el área más productiva, y en las tierras más productivas dentro de cada área de prospección. Esta estrategia hubiera favorecido una ocupación intensiva en vez de extensiva para maximizar la producción agrícola. Sin embargo, la ocupación de material de estilo Tiwanaku es homogénea en la región de Cochabamba. En efecto, no existe diferencia significativa en el tamaño de la ocupación de ambas áreas durante el Periodo Intermedio.

El modelo tradicional de verticalidad (Murra 1975; 1985a) no puede explicar el patrón de ocupación de materiales de estilo Tiwanaku de la región. La simple ocupación de valles mesotérmicos no es el rasgo más importante del sistema. Lo es la ubicación aislada y limitada de asentamientos externos en tierras foráneas y la coexistencia con sociedades locales que comparten el acceso a tierras agrícolas. En otras palabras, un patrón de verticalidad no debería producir una ocupación dominante y casi exclusiva de la región como ocurre en las dos áreas de prospección estudiadas.

En las dos áreas de prospección, los materiales de estilo Tiwanaku dominan los asentamientos del Periodo Intermedio pero no están restringidos a un sólo sitio. En este sentido, la escala de la ocupación de materiales de estilo Tiwanaku excedería la densidad de ocupación esperada en un sistema de verticalidad en zonas ecologicamente mas restringidas. Las características ecológicas de Cochabamba impiden que los rasgos de la definición tradicional de verticalidad puedan ser hallados en la región. No existen datos comparativos para evaluar como la ocupación de materiales de estilo Tiwanaku se presentaría en una escala regional complementando la ocupacíon de un sitio principal, cuando la ocupación no está limitada a ese sitio. En el caso de Moquegua, una ocupación más densa y extensa de materiales Tiwanaku es interpretada como evidencia de control directo de Tiwanaku en el área, despues de un periodo "colonial" con una restringida presencia de Tiwanaku. En Cochabamba, hay menores limitaciones ecológicas y espaciales, que, por ejemplo, el Valle medio de Moquegua, permitiendo de esa manera un mayor acceso a suelos productivos.

Finalmente, un modelo de subordinación política producido por una estrategia de control directo se caracteriza por un alto control y alta extración de recursos en la región en cuestión. Este modelo implica una presencia física de la población de la sociedad Tiwanaku (que fabricará una versión local del estilo Tiwanaku) asentada en la región para establecer control sobre los recursos, sea coexistiendo con o anulando las poblaciones locales. El concepto de ejércitos y conquista militar no es el único mecanismo para producir este modelo y no es incluído. Por lo contrario, me refiero a ocupación directa de poblaciones altiplánicas en una región donde rasgos tradicionales de arquitectura con función militar no han sido registrados.

Este modelo requiere de evidencia de cambios en la estructura espacial de asentamientos que reflejen no solo el alto interés por explotar recursos agrícolas sino también la creación de una nueva estructura política en la región. Evidencia de ello puede ser cambios en la ubicación de asentamientos y crecimiento de la ocupación que refleje la intención de intensificar la producción. La distribución de la ocupación no está necesariamente dictada por factores agrícolas o productivos, sino quizas por factores estratégicos.

Este modelo es sugerido para la ocupación del área de Capinota. Sin embargo, esta decisión no se apoya en ninguna de las observaciones hechas del uso de tierras en el Periodo Intermedio, sino en el patrón de asentamientos que se produce. En efecto, el área de ocupación del Periodo Intermedio en las dos áreas de prospección no es significativamente diferente, al 95% nivel de confianza, y el crecimiento en la ocupación entre el Periodo Intermedio Temprano y Periodo Intermedio no es significativo. Pero la ubicación de nuevos asentamientos en el Periodo Intermedio, que, sin embargo, no representan en conjunto una ubicación en mejores tierras o crecimiento significativo respecto al periodo anterior, son la única característica de nueva estructuración de la ocupación del área.

La ocupación de materiales del estilo Tiwanaku produce nuevas ubicaciones de sitios del Periodo Intermedio en el piedemonte de Capinota, el área menos desarrollada en el periodo previo, mientras que en Mizque los sitios de Periodo Intermedio son reocupaciones de sitios del Periodo Intermedio Temprano. Desafortunadamente, no hay información disponible sobre el tipo de asentamientos (i.e., administrativo, ceremonial o doméstico) con ocupación Tiwanaku en las dos áreas de prospección; Goldstein 1990; Isbell and Schreiber 1978; Morris 1972; Schreiber 1992).

Organización territorial del Periodo Intermedio en Cochabamba

Esta investigación ha dado importancia primaria en la definición de los efectos del proceso de interacción a la evidencia de patrones de asentamiento y de uso de tierras. El objetivo de probar la hipótesis del interés agrícola de Tiwanaku en Cochabamba ha producido un resultado que indica que no existe evidencia para la expansión o intensificación de la producción agrícola en ninguna de las dos áreas. Luego, con las observaciones del patrones de asentamiento y uso de tierras, se pasó a evaluar los efectos del proceso de interacción entre Tiwanaku y Cochabamba. Se sugiere un modelo de estatus quo para el área de Mizque y un modelo "intrusivo" de subordinación política en el área de Capinota. El modelo de verticalidad, postulado apriori para Cochabamba, no ha podido ser documentado en esta región. En esta investigación, el modelo de verticalidad fue sólo uno de los modelos considerados.

Este estudio produce nuevos casos para el estudio de los modelos de expansión ocurridos en areas provinciales a la luz de las historias locales y el resultado de procesos de adaptacion y negociación. La ocupación de materiales de estilo Tiwanaku no produjo mayores cambios en las estrategias de explotación agrícola, y por lo tanto no hay evidencia de intensificación y mayor producción agrícola. En particular, la escala con la cual el efecto de estatus quo fue documentado en Mizque, o subordinación en Capinota, no es similar a patrones de dominación vistos para los estados Wari e Inka, y más específicamente, es claramente diferente de patrón más tardío de la ocupación Inka en Cochabamba. El modelo de Control directo por conquista no es nuevo; ha sido propuesto para Tiwanaku por arqueólogos bolivianos (Céspedes, pers.comm.; Ponce Sanginés 1978), donde Tiwanaku es interpretado como estado conquistador, con ejercitos en expansión, en oposición política al la sociedad Wari en los Andes Centrales en el Periodo Intermedio (Horizonte Medio; Benavides 1984; Isbell 1991, Moseley et al. 1992).

Futura investigación necesitará ampliar la escala del análisis de la interacción interregional entre la sociedad Tiwanaku y las poblaciones de Cochabamba, en particular con respecto al material cerámico y la evolución del estilo Tiwanaku en la región. Los resultados de esta investigación refuerzan la hipótesis que la sociedad Tiwanaku usó variantes políticas en su expansión en los Andes Centro Sur (Mujica et al. 1985): usó una estrategia de verticalidad y luego una estrategia de Control directo en Moquegua, una estrategia de intercambio con la creación de una economía de prestigio en San Pedro de Atacama, y, como es sugerido en esta investigación, una estrategia que no disrumpe el orden local en Mizque, y una estrategia de subordinación política en el área de Capinota.

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Revised: 29 May 1999.